Ganando por un gol en el último minuto.

Está más que claro que es EL momento del gobierno de la Alianza. No había sido, hasta ahora, un gobierno excepcional. Es más, uno podía perfectamente calificarlo como la continuidad en los métodos (y prácticas) de los mediocres gobiernos concertacionistas.
Sin ser injustos, la nueva forma de gobernar había sido más un lindo slogan que una práctica común en la mayoría de las reparticiones de gobierno; Despidos injustificados, decisiones con claro tinte pechoño (El famoso instructivo de la intendencia de Coquimbo, por ejemplo) ineficiencia generalizada (Lo de la Nación es simplemente inaceptable), malestar pùblico. Sin embargo, en los últimos días, un aburrido partido que, en su minuto 80 iba empatado a 0, dio un vuelco fantástico; no solo anotó un golazo de media cancha con el perfecto rescate de los mineros (más allá del abuso comunicacional que se hizo) sino que también logró que se aprobara, en medio de una tensa negociación (que algunos describirian como "entre gallos y medianoche"), el Royalty que tanto soñaba la derecha, en complicidad con una aletargada y groggy Concertación. Estos últimos, claramente, han acusado el golpe, y se han manejado patidifusos; aún no entienden qué y còmo pasó, solo saben, o sienten, que este gol mermó sus espíritus.

Esto no significa, por supuesto, que el partido haya sido ganado. Quedan 10 minutos en el reloj, y la memoria colectiva es tan durable como la de los políticos. Sin embargo, el momentum está con la Alianza; y pueden capitalizar lo que podría ser el comienzo de una serie de gobiernos de centroderecha, en oposiciòn a un recuerdo entre dos administraciones Bachelet. ¿Cómo lograrlo? Rechazando todo lo que han sido hasta ahora. Si, suena raro; y uno podría pensar que la Alianza va bien encaminada, pero ¿Encaminada para qué? ¿Acaso la ciudadanìa no se expresó claramente rechazando a la Concerta? ¿No es paradójico, entonces, que un gobierno de Derecha busque emularla?

No, la mejor forma de asegurar la continuidad de un posible proyecto de centro derecha es, en primer lugar, tenerlo. Cada vez se parece más a un barco donde los marineros esperan cada turno para amotinarse. Hasta ahora, no se han dado señales claras de tener una agenda Visión País.

Otro punto importante es la relación con los trabajadores. Taglarissimo (?) que Piñera representa a un sector de la Derecha al que, si bien los derechos de los trabajadores le parecen reclamos quisquillosos, están dispuestos a transar; pero no a toda su colectividad. Piñera debe, necesariamente, dejar de ser EL y empezar a jugar como equipo. Y eso parte por ordenar sus filas, como un buen general.

Los Próximos meses serán fundamentales. Cantarán los gallos durante la discusión de presupuesto. ¿Terminarà el partido con una victoria para las fuerzas de la Alianza? Sólo el tiempo lo dirá.